Bullying: Grito ahogado de emociones sin control

acoso escolar y bullying

«No sé cuándo empecé a hacer esto. A veces me pregunto por qué lo hago, pero no encuentro la respuesta. Es como si las palabras salieran solas, como si necesitara demostrar algo delante de los demás. En el fondo, ni siquiera es divertido, pero cuando los demás se ríen, me siento… no sé, importante.

En casa, no me siento así. Mi padre siempre está de mal humor y todo lo que hago parece estar mal. Mi madre me dice que debería ser más como mi hermano mayor, que nunca da problemas. Así que, cuando llego al colegio, cambio. Allí no quiero ser el «segundón» ni el que pasa desapercibido.

Ayer, le escondí la mochila a Lara, la chica mulata de clase. Se pasó toda la mañana buscándola con cara de miedo, mientras mis amigos y yo nos reíamos desde el pasillo. No me sentí bien, pero… tampoco me sentí mal.

Es raro.

Es como si una parte de mí lo disfrutara porque, por un momento, dejo de ser el débil. Nadie se mete conmigo si yo soy el fuerte, ¿no?

Por las noches, cuando me quedo en silencio, lo pienso: “Esto no está bien”. Pero, ¿cómo paro ahora? Si lo dejo, ¿me convertiré yo en el objetivo? Nadie quiere ser el raro, el que está solo, el que no encaja.»*

Acoso escolar: mucho más que peleas y palabras hirientes

El bullying o acoso escolar no son solo insultos o empujones: es un patrón de maltrato físico, verbal, psicológico o social, intencionado y repetido en el tiempo. Lo peor es que no siempre deja marcas visibles, pero sí heridas emocionales difíciles de borrar.

Si volvemos a la historia del principio, vemos cómo empieza el acoso: pequeñas acciones, miradas, burlas que parecen “cosas sin importancia” pero que terminan siendo un grito constante que acompaña a la víctima día y noche.

El acoso escolar afecta a la víctima, a quien lo causa y al entorno que lo ve sin actuar. Detectarlo y abordarlo a tiempo es prioridad.

 

¿Mi hij@ está sufriendo acoso escolar?

Como padres, es normal que nos preocupemos. 

Esta pregunta martillea la cabecita de todo padre y madre cuando sus pequeños empiezan en colegio.

El bullying no siempre es evidente, pero deja señales que debemos observar. Aquí algunas claves:

  • Bajo rendimiento académico: Dejan de concentrarse porque el colegio ya no es un espacio seguro. Dolores de cabeza, malestar físico o incluso negarse a ir a clase pueden ser señales.
  • Cambios emocionales: Se vuelven irritables, tristes o se encierran más en sí mismos. La ansiedad y la baja autoestima son comunes.
  • Aislamiento social: Dejan de quedar con amigos o muestran miedo a relacionarse con otros.
  • Heridas físicas o ropa dañada: Si aparecen golpes o señales inexplicables, es importante preguntar con calma.

No se trata de ser detectives, pero sí de crear un espacio seguro para que puedan hablar. Preguntarles cómo se sienten sin presionar puede abrir la puerta a que compartan lo que les ocurre.

 

Cuando el bullying está en casa: mi hij@ es el que pega

Lo sabemos. Nadie está preparado para escuchar estas palabras: “Su hij@ está acosando a otros niños”. 

Generalmente, lo que viene después es una mezcla de incredulidad, vergüenza y culpa.

¿Cómo puede ser? Si en casa no es así. Si yo le educo para que respete a los demás.

Encontrarte en esta situación, no te convierte en un mal padre o madre. Peeero, si que te pone en una posición clave para cambiar las cosas.

Tu hij@ necesita tu apoyo para entender qué está ocurriendo, por qué actúa así y, lo más importante, cómo aprender a relacionarse con los demás desde el respeto.

La violencia, las humillaciones o el aislamiento hacia otros niños no son solo “cosas de críos”

Detrás del bullying casi siempre hay emociones sin gestionar, una necesidad de atención o un intento de llenar vacíos emocionales que, muchas veces, ni ellos mismos entienden. 

Es el momento de actuar y… en la mayoría de los casos, buscar un psicólogo infantil.

fracasado como padre o madre. El bullying no surge “de la nada”: suele ser un síntoma de emociones sin gestionar, una búsqueda de pertenencia o un intento de tapar inseguridades.

Este es tu momento para actuar y convertirte en parte de la solución.

¿Por qué lo hace?

  • Necesidad de atención: Buscan destacar y sentirse importantes en el grupo.
  • Gestión emocional deficiente: Frustración, rabia o inseguridad que no saben expresar de otra forma.
  • Modelos negativos: Imita comportamientos que ha visto en casa, en la tele o en redes sociales.
  • Baja autoestima: Humillar a otros les hace sentir “fuertes” temporalmente.
Padre protegiendo a niño acoso escolar

Como padres y madres, ¿qué podemos hacer?

Tanto si tu hij@ sufre acoso como si lo causa, estos pasos son fundamentales:

  • No ignores la situación: Afrontar el problema es el primer paso para solucionarlo.
  • Habla con calma y sin juicios: Evita los gritos y castigos. Pregunta con empatía:
    • “¿Por qué te comportaste así?”
    • “¿Cómo crees que se sintió la otra persona?”
    • “¿Qué podemos hacer para solucionarlo?”
  • Enséñale a identificar y expresar emociones: Si no sabes cómo hacerlo, un psicólogo infantil puede ayudar a trabajar estas herramientas.
  • Fomenta la empatía: Ayúdale a ponerse en el lugar de los demás.
  • Refuerza el respeto y los límites en casa: Educa con el ejemplo y muéstrale cómo resolver conflictos de manera sana.

El patio del cole parece una jungla

Tu hijo está luchando con leones

¿Cómo me ayuda un psicólogo infantil?

Un psicólogo infantil os puede guiar para:

  • Identificar qué está ocurriendo realmente.
  • Trabajar las emociones y frustraciones de tu hij@.
  • Mejorar la relación familiar y los patrones de comunicación si es necesario.
  • Fomentar relaciones sanas y asertivas con otros niños.
 

El bullying no tiene ganadores. Mientras una parte sufre en silencio, la otra grita lo que no sabe gestionar.

Afrontarlo no es fácil: reconocer que tu hij@ necesita apoyo, sea en un lado o en el otro, implica valentía, empatía y compromiso.

Lo que está claro es que en estas cuestiones se debe actuar rápido. Esto puede marcar la diferencia para tu hij@ esté del lado en el que esté.

 Una evaluación de un psicólogo infantil NO es un juicio, es una puerta abierta a entender qué ocurre y hacia donde podemos orientar a tu niño/a.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *