Dificultades de aprendizaje: Mi hij@ estudia pero no aprueba

Dificultades de aprendizaje en niños y adolescentes.

Para mí, lo peor era estudiar cosas que no tuvieran sentido.

Desde pequeña, en todas mis notas aparecía el mismo comentario: “Necesita mejorar”. Siempre necesitaba mejorar. Me decían que era distraída, que vivía en la luna de Valencia, pero la verdad es que mi cabeza estaba ocupada con cosas mucho más interesantes que lo que contaban los profesores.

Con el tiempo, eso se fue repitiendo e intensificando. Empecé a refugiarme en lo que sí me gustaba: leer.

Inventar cuentos e historias llenas de fantasía que me hacían viajar y desconectarme del mundo.

Pero los números… Ay, los números. Eso era otra historia. Las matemáticas eran mi kriptonita. Los problemas mezclaban dos mundos que para mí no tenían nada que ver: números y letras. Intentaba aprendérmelos de memoria porque no conseguía comprenderlos. Mi padre me explicaba y explicaba y yo no comprendía. Su frustración en los ojos a las 12.00 de la noche despertaban mi enfado. ¡es que no lo entiendo!

Pasé horas y horas en clases particulares. Física, tecnología, matemáticas… Eran asignaturas que los adultos se empeñaban en meterme con calzador. Mientras yo intentaba comprenderlas, poco a poco me alejaban del mundo de las letras, el único donde me sentía yo misma.

Siempre oía lo mismo: “Tienes que esforzarte más, tienes que poner más atención”. Nadie pensó que quizá yo aprendiera diferente o necesitara una enseñanza distinta.

El problema siempre era mío: “no aprende, no se le dá bien, no puede pasar de curso”.

Años después, conseguí sortear todos esos baches y pasar página.

Hoy soy psicóloga, y he hecho de las letras mi mundo. Escribo artículos como este, escucho historias a diario, las vivo y ayudo a otros a encontrar soluciones, precisamente, a través de las palabras.

Las dificultades de aprendizaje no determinan quién eres, ni quién serás. Pero alguien tiene que detenerse a mirar, a entender y a enseñar de otra forma. Porque no es que no quieran aprender, es que necesitan que les enseñemos diferente

¿Y si no es pereza? La trampa invisible de las dificultades de aprendizaje

No quiere estudiar», «es un vago», «vive en otro mundo»… Si eres padre o madre, seguro que en algún momento has escuchado (o dicho) alguna de estas frases. Lógico, porque cuando ves que tu hij@ se sienta a estudiar y no avanza, la frustración toca la puerta y empiezan las dudas.

Pero, ¿y si te digo que detrás de ese “no puedo” o “no entiendo” no hay pereza, sino una dificultad real? 

A veces, aprender no es cuestión de querer, sino de cómo se procesa la información.

Las dificultades de aprendizaje tienen que ver con cómo nuestros hijos reciben, procesan y expresan la información. 

No siempre es cuestión de inteligencia ni de esfuerzo, sino de cómo se aprende

Cada mente es única, y a veces, necesitan caminos diferentes para llegar al mismo destino. ”Algunas dificultades de aprendizaje comunes son:

  • Dislexia: Problemas para leer y comprender textos. “Las letras bailan, se confunden o parecen desaparecer.”
  • Discalculia: Dificultad con las matemáticas y los números. “Dos más dos… ¿cuatro o veintidos? No tiene sentido.”
  • Disgrafía: Problemas con la escritura y la expresión escrita. “Escribir una frase sin errores se convierte en un Everest.”

Cuando un niño/a experimenta estas dificultades, probablemente se las apañe para que pasen desapercibidas y no parecer “el tonto de la clase”. Pero si que podemos observar las consecuencias emocionales y académicas:

  • Frustración: «No quiero, me da igual, no lo voy a hacer.»
  • Rabietas al estudiar: «¡Otra vez no!»
  • Rechazo hacia el colegio: «¿Por qué tengo que ir a ese sitio?. ¡No me gusta!»
 

NO ES EL NIÑO, ES LA HERRAMIENTA. ¿QUE HACEMOS?

Cuando hay dificultades de aprendizaje, observamos que el niño/a no avanza al mismo ritmo que sus compañeros.

  • Un peque con dislexia no necesita que le digan: “lee más despacio”, necesita estrategias adaptadas que le enseñen de otra manera.
  • Un niño con discalculia no necesita más ejercicios repetitivos, necesita otras formas de entender los números que le hagan sentido.
 

Si nos convertimos en agentes facilitadores, es más probable que detectemos las necesidades específicas de cada niño/a. Esto es importante porque abordar estas dificultades a tiempo, quitan muchos dolores de cabeza y emocionales.

  Baja autoestima: “No sirvo para esto, no valgo.”

  Ansiedad e indefensión: «Da igual lo que haga, siempre suspendo. No importa si estoy 2 o 3h que al final suspendo igual”

  Frustración constante: Porque sienten que su esfuerzo no da frutos.

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MI HIJO ESTUDIA PERO NO APRUEBA: EL MISTERIO

Vamos a indagar un poco más en las pequeñas semillas de pan que nos está dejando tu pequeño. Hay señales que nos pueden estar indicando que no es solo que no le guste estudiar, sino que existe un problema de aprendizaje real.

DISLEXIA

    • Lo que ves: Confunde letras parecidas (b/d, p/q), lee más despacio o salta palabras cuando intenta leer en voz alta.
    • Lo que siente: Frustración constante porque no entiende lo que lee.

“Mamá, ¿por qué siempre se me escapan las letras? Parece que juegan.

DISCALCULIA

  • Lo que ves: Problemas con los números: sumas, restas, problemas sencillos que parecen imposibles de resolver. No entiende conceptos abstractos.
  • Lo que siente: Confusión y rechazo. “No entiendo, ¿por qué todos dicen que es fácil?”

Si le pides que divida una pizza entre 4 amigos, terminarás con porciones muy creativas pero poco equilibradas.

 

FALTA DE ATENCIÓN Y CONCENTRACIÓN

  • Lo que ves: Tu hij@ se distrae fácilmente, olvida las instrucciones y deja tareas a medias. “Se distrae con una mosca”
  • Lo que siente: Que aburrimiento. Anda! Y esto?, voy a ver esto otro!

Le pides que haga tres cosas seguidas (recoger la mochila, ordenar la mesa y ponerse el pijama) y acaba metiendo el pijama en la mochila.

Psicología infantil: ¿Cuándo pedir ayuda?

«Que tu hij@ tenga dificultades de aprendizaje no es el fin del mundo… ni del curso. 

Es el momento perfecto para cambiar de estrategia y darle las herramientas que necesita. 

Menos peleas con los libros, menos lágrimas con los deberes y más “¡Oye, esto sí me sale!”. Al final, esto no va de sacar dieces, sino de devolverles la confianza y las ganas de aprender.»

Si llevas tiempo intentando ayudar a tu hij@ y parece que las cosas no mejoran, si las tardes de estudio son un campo de batalla y las notas no reflejan el esfuerzo que pone, es momento de buscar ayuda. Un psicólogo especializado puede:

  • Identificar las dificultades específicas: Saber qué está ocurriendo y por qué es el primer paso para encontrar soluciones.
  • Enseñar estrategias adaptadas: Si un método no funciona, no significa que tu hij@ no pueda aprender, sino que necesita uno diferente.
  • Mejorar la autoestima y la confianza: A través de pequeños logros, se fortalece la percepción que tienen de sí mismos.
  • Reducir la tensión familiar: Ayudarte a entender cómo puedes acompañar a tu hij@ sin estrés ni frustración.

No más necesitas mejorar

Horas de estudio y frustración, no es la solución

SI NO ES LA INTELIGENCIA, NI EL DESINTERÉS… ¿QUÉ ES?

Las dificultades de aprendizaje, como la mayoría de los problemas psicológicos, no tiene una sola causa, sino que existen distintos motivos.

– Expectativas y altas exigencias: Cuando algo se convierte en obligación… deja de ser entretenido. Aprender deja de ser interesante porque hay posibilidad de fracaso.

– Un hogar con mucho ruido: Si en casa hay tensiones, discusiones frecuentes, estrés o cambios importantes (divorcios, mudanzas, llegada de un hermano), los niños cargan con ello. El aprendizaje pasa a segundo plano mientras ellos tratan de comprender lo que pasa alrededor.

– Aprender da miedo: Ya hemos hablado en otros artículos como el de ansiedad infantil que las experiencias que vivimos, nos sirven de aprendizajes para el futuro. Un examen suspendido, un comentario desafortunado de un profesor o las risas de compañeros pueden convertir el colegio en un lugar lleno de miedo y vergüenza. En lugar de intentarlo, prefieren evitarlo

– Estrategias de aprendizaje incorrectas: No todos los niños/as aprenden igual, aunque se pretenda que si

– Problemas emocionales: La baja autoestima, la ansiedad o el estrés pueden ser tanto una causa como una consecuencia de las dificultades de aprendizaje. Si un niño se siente incapaz o poco valioso, su mente se llena de pensamientos como: “¿Para qué intentarlo si nunca lo consigo?”. Imagínate si tu llevaras años escuchando “necesita mejorar”… sentirías que no eres suficiente… no?

– Factores biológicos: Algunos niños necesitan más tiempo para madurar ciertas áreas del desarrollo relacionadas con la memoria, la atención o la coordinación. No significa que no vayan a llegar, solo que su camino es más pausado y necesita más apoyo. Incluso es posible, que la inteligencia de los niños esté por debajo de lo esperado dentro de la curva normal. En todas estas circunstancias, debemos adaptarnos a las necesidades del chaval/a.

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