TCA: Primer plato culpa, segundo plato miedo y de postre, un espejo mentiroso

Trastorno de la conducta alimentaria

Eran las tres de la tarde y aún no había comido. 

Llevaba horas pensando en qué podía comer sin sentir que estaba fallándome a mí misma. 

Abrí la nevera una y otra vez, como si en algún momento fuera a aparecer algo que no me hiciera daño, algo que no me recordara lo que quería evitar. 

Terminé comiendo un yogur desnatado con un par de frutos secos… pero ni siquiera lo disfruté; sabía a culpa.

Por la noche, no aguanté más.

Me levanté cuando todos dormían y fui a la cocina. 

Era como si algo me empujara a buscar esa bolsa de pan de molde. 

Uno tras otro, los trozos desaparecieron hasta que la bolsa quedó vacía.

El alivio que sentí se estremeció en apenas segundos.

Después vino el miedo: «¿Qué va a pasar ahora? ¿Cómo arreglo esto?»

Me miré en el espejo del baño y sentí un rechazo tan fuerte hacia mí misma que tuve que apagar la luz. No quería verme.

«Me doy asco» —pensé—. «No tengo control, me odio. Mañana no como. Mañana lo haré mejor».

 

¿Por qué no tengo control sobre la comida?

La sensación de no tener control sobre la comida es una de las características más desgastantes de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). 

Y aunque sientas que necesitas «controlarte más», lamento decirte que esta no es la solución.

Te comento:

  • MODO SUPERVIVENCIA

Cuantas más dietas has hecho, más ha aprendido tu cuerpo a que la comida puede escasear… Este mecanismo provoca que cuando se percibe escasez… Se pone en alerta máxima.

Para protegerte, activa señales de hambre intensas que son prácticamente imposibles de ignorar

Esto no es un fallo tuyo; es biología.

Tu cerebro y cuerpo están diseñados para garantizar tu supervivencia, no para felicitarte por “controlarte”

  • BUCLE ATRACÓN – RESTRICCIÓN:

Todo empieza con un pensamiento restrictivo como “mañana no como”

Restringir alimentos o saltarte comidas parece darte control, pero en realidad es el detonante del atracón.

Cuando consigues estar dos días sin probar bocado, de repente, algo cambia y tus impulsos te llevan de forma desenfrenada a terminar con el plato de macarrones que había en la nevera o con esa caja de galletas que ni de coña pensabas tocar. 

Este ciclo no es falta de disciplina, sino la respuesta natural de tu cuerpo a la restricción

¿Por qué siento culpa después de comer?

La cultura de dieta tiene mucho que ver. Las creencias que tienes respecto de la comida, también.

Pensamientos de “Estoy engorda”, “»eso no es saludable» o «me he pasado con las calorías hoy» van marcando el camino de la culpa. La emoción que te dice lo que no debes hacer.

Probablemente tengas una larga lista de alimentos  que, de alguna manera, ha aparecido en tu mente como incuestionablemente prohibidos (fear foods).  

Esos alimentos que, por alguna razón, has etiquetado como ‘prohibidos’. 

¿Qué pasa cuando te «saltas las normas«? Exacto: aparece el castigo.

La culpa después de comer no tiene nada que ver con la comida en sí, sino con las reglas rígidas que has internalizado. 

Reglas que, dicho sea de paso, nadie puede cumplir siempre. 

La cultura de dieta nos ha enseñado que comer ciertos alimentos es sinónimo de fracaso, cuando en realidad el único fracaso aquí es no disfrutar de tu comida ni de tu cuerpo.

Odiarse a uno mismo en el espejo

¿Por qué no puedo dejar de mirarme en el espejo y odiarme?

Mirarse al espejo y odiarse es bastante frecuente en cualquier TCA.

Pero no tiene nada que ver con el peso real que ves, sino con las historias que te cuentas sobre ti mism@.

Y aunque la báscula marque un número menor, eso no cambiará COMO TE SIENTES.

El rechazo que te genera tu imagen corporal, no viene de lo que pesas… sino de un cúmulo de emociones creencias que llevan años ahí: sentir que nunca eres suficiente, que no cumples con tus expectativas, que no tienes control o que la perfección siempre está fuera de tu alcance.

 

Asique no.

No quererte, no tiene que ver con el volumen que ocupas.

Cuando te miras al espejo, no ves tu cuerpo: ves tus miedos, tus inseguridades y tu autocrítica más cruel.

Tiene que ver con tu autoestima baja y tu autoconcepto.

Y si el espejo dejara de ser tu enemigo..

NO ES TU IMAGEN LA QUE DEBE CAMBIAR, SI NO CÓMO TE MIRAS

¿Siempre voy a sentirme así?

Esta pregunta aparece una y otra vez cuando lidias con un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Lógico.

Cuando has intentado escapar del ciclo de culpa, miedo y rechazo sin éxito, es normal pensar que esas voces no se irán nunca.

Pero que no te vendan cuentos, los trastornos de la conducta alimentaria tienen solución

Eso si, la recuperación no es ni fácil ni lineal.

A veces avanzarás, a veces retrocederás, pero cada paso cuenta. 

Esos pensamientos de autocrítica que parecen parte de ti pueden desvanecerse. O al menos, dejar de doler tanto como lo hacen ahora.

Si estás aquí, es porque algo en ti está cambiando. Porque algo en ti quiere salir de ahí.

No empieces de golpe, no es necesario.

Los pequeños cambios sostenidos en el tiempo son los que marcan la diferencia

Esos pequeños actos son el inicio del cambio que buscas.

¿Cómo sé si tengo un TCA?

A veces, las conductas más normalizadas pueden esconder algo más profundo.

Tal vez creas que saltarte comidas, hacer ejercicio para ‘compensar‘ o evitar alimentos porque ‘engordan’ son cosas que hace todo el mundo, pero en realidad,  pueden ser señales de un Trastorno de la Conducta Alimentaria:

  • La comida es una fuente constante de estrés, culpa y/o miedo. Cada bocado es una lucha
 
  • Tienes una relación conflictiva con tu imagen corporal. Te miras al espejo y solo hay defectos para ti.
 
  • La comida y tu peso ocupan una gran parte de tu tiempo del día y de tu energía mental.
 
  • Tu estado de ánimo fluctúa todo el tiempo y las emociones son tan intensas que no puedes soportarlo. De la risa al llanto en función de lo que has comido hoy.
 
  • Tu forma de comer, de ejercitarte y de vivir, ha afectado a las demás áreas de tu vida (social, laboral, familiar, académica…)
 

Si te sientes identificad@ con estas afirmaciones, con todo el cariño y respeto…

No lo ignores.

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